
¡Yo lo que quiero hermano es dormir! Diría el poeta.
La pereza es anti-mercado. Hoy, en estos agitados días de las grandes capitales se la puede hallar hasta subversiva. Y sin embargo cuan perezosos son los cambios sociales propugnados por los defensores y activadores del frenesí y del vertigo.
La pereza es una pasiva y no muy evidente rebelión interna. Nos indica un malestar que se hará mas intenso en cuanto mas pretendamos desoirlo. Es no tener ganas de jugar, o al menos no jugar sin que nos dejen poner alguna de las reglas de vez en cuando. Es en este sentido una fuerza benefactora y que puede producir interesantes cambios si es atendida como una señal.
Ahora bien, cuando se extiende indefinidamente a través del tiempo, seguramente se agudizará y hasta algunos podremos enfermar por el beneficio secundario que esta situación nos acarreé.
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