-Hola , ¿Que tal? No soy nada en particular. -Mucho gusto, yo tampoco.(reflexión)

Es notorio como el lenguaje moldea desde muy temprana edad la idea que tenemos de nosotros mismos  y como estas estructuras gramaticales terminan imponiendo una visión que a primera vista parece indiscutible. La división de una simple oración en sujeto y predicado arrastra consigo una manera de percibir la realidad. Así tenemos que en "Juan plantó un árbol " , Juan es el sujeto , es decir la parte de la realidad con la que nos identificaremos, "plantó un árbol" o "cruzó la calle" o "fue embestido por una Renoleta sin frenos " son contingencias para el aparente eterno yo de Juan .

Hay aquí una idea de yo inmutable, fijo e inamovible a través del tiempo. Así nos educaron y siguen educando a los niños y a los adultos hoy en día. Esto tiene que ver con una idea de sustancia, de creer que somos algo particularmente  distinto de lo que nos rodea. Esta manera tan difundida de ver las cosas es conocida como sustancialismo. Para el budismo , justamente una de las causas del sufrimiento radica en este apego a la imagen fosilizada de uno mismo y a esta pretensión de querer eternizar una mismidad a ultranza.
En otras palabras pensamos : "Otra vez a mi , ¿por qué tiene que pasarme esto a mi ? " etc. Pero por si acaso no se acredita en estos argumentos orientalistas o tribales para algunos, está comprobado que nuestros cuerpos están en una permanente mudanza y renovación . Es más, una persona , digamos de unos setenta años , llevará ya renovados más de siete cuerpos completos (eceptuando sus neuronas, aunque hay discrepancias sobre el particular ).
En el sencillo acto de respirar renovamos millones de átomos de nosotros mismos .Millones de microcosmos que nos componen. Como seres humanos participamos del fenómeno de la vida que empezó en el planeta hace tres mil millones de años y que no se detuvo desde ese entonces hasta hoy.
Justamente allí está la diferencia, solo participamos, no somos los dueños . Mal podríamos adueñarnos de algo que no nos perteneció jamás.

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